Son 40 años de una de las obras cumbre de la discografía nacional. Alturas de Machu Picchu se estrenó el año 1981, y desde entonces solo hizo crecer la mística de una de las bandas más importantes de Chile.
Esa mística fue la que se quiso rescatar anoche en San Carlos de Apoquindo, en las alturas de Santiago, y con un frío que obligó a moverse al ritmo de la música, aunque gran parte de la obra gruesa de Alturas requiere de contemplación.
La jornada se hizo esperar con un cartel de amistades musicales de trayectoria. Pasadas las 5 comenzó Javiera y Los Imposibles, quién revisitando sus clásicos logró conectar al público con la energía del evento. Siguieron Los Tres, sin mayores presentaciones y poco diálogo con el público, pero de todas maneras animando la tarde con sus éxitos y el segmento de cuecas que levantó a varios para bailar.
El invitado internacional fue David Lebón, una de las figuras más trascendentales del rock argentino. Su intervención aportó al relato de una historia conjunta con Los Jaivas, cercano al público y revelando su amistad profunda mientras fueron vecinos cuando el grupo chileno vivió en el país trasandino.
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Lebón dejó animado el panorama para la espera de Los Jaivas. Finalmente el grupo ingresa de blanco al escenario, a la altura ceremonial que necesita esta celebración.
La interpretación íntegra del álbum que ha marcado generaciones, y que eleva a un estado trascendental los textos de Pablo Neruda, atrapó al amplio público de la noche. Tras las Alturas, Los Jaivas pasaron a festejar, conquistando junto a sus invitados especiales las grandes anécdotas que los unen. La selección de canciones animadas, reflexivas, conectadas con nuestros orígenes y diversidades, sin duda hicieron de la noche un momento especial que, si sólo hubiese bajado de las alturas, habría sido más concurrido e inolvidable.
Fotos de Los Jaivas
Fotos de David Lebón
Fotos de Los Tres
Fotos de Javiera y Los Imposibles
Texto Gaby Alvarez @amigabo – Fotos © Checho García Pardo (@chechofotografo)
